Este Blog tiene la intencion de contar como una Institucion puede ser parte de la historia de un Pueblo de Montaña y su gente. FELIZ CUMPLEAÑOS!!!
miércoles, 6 de julio de 2011
¿Está listo? Recuperación tras un desastre
El daño emocional que un desastre puede causar es a veces más devastador que los problemas financieros ocasionados por los daños y la pérdida del hogar, el negocio o los bienes personales.
Comprender los sucesos del desastre
• Todo aquel que ve o experimenta un desastre queda afectado de algún modo.
• Es normal que se sienta angustiado por su propia seguridad y la de su familia y amigos cercanos.
• Una tristeza profunda, aflicción y enojo son reacciones normal a un acontecimiento fuera de lo común.
• Reconocer sus sentimientos le ayudará a recuperarse.
• Concentrarse en sus puntos fuertes y habilidades le ayudará a sanar.
• Aceptar ayuda de los programas y recursos de la comunidad es saludable.
• Cada persona tiene diferentes necesidades y maneras de enfrentar las situaciones.
• Es común querer vengarse de la gente que ha causado un gran dolor.
Los niños y las personas mayores de edad son de especial preocupación tras un desastre.
Aun las personas que experimentan un desastre “de segunda mano” mediante la exposición a la cobertura extensa de los medios de comunicación pueden ser afectadas.
Póngase en contacto con las organizaciones religiosas, agencias de voluntarios o terapeutas profesionales para recibir orientación. Además,los gobiernos estatal y local del área afectada pueden proporcionar asistencia y orientación para sobreponerse a la crisis.
Reconozca los síntomas de tensión provocada por un desastre
Cuando los adultos presentan los siguientes síntomas, tal vez necesiten ayuda de desastre
terapeutas especializados en el manejo de crisis o estrés:
• Dificultad para expresar sus pensamientos.
• Dificultad para dormir.
• Dificultad para mantener el equilibrio de su vida.
• Se frustra con mucha facilidad.
• Aumento en el consumo de drogas o alcohol.
• No puede mantener la atención por períodos prolongados.
• Desempeño deficiente en el trabajo.
• Dolores de cabeza o problemas estomacales.
• Visión de túnel o problemas auditivos.
• Resfriados o síntomas parecidos a los de la gripe.
• Desorientación o confusión.
• Dificultad para concentrarse.
• Renuencia a salir de la casa.
• Depresión, tristeza.
• Sentimientos de desesperanza.
• Cambios súbitos de ánimo y llorar con facilidad.
• Sentido abrumador de culpabilidad y duda de sí mismo.
• Temor a las multitudes, a las personas extrañas o a estar solo.
Alivio de la tensión relacionada con un desastre
Las siguientes son sugerencias para aliviar la tensión relacionada con un desastre:negocio o
los bienes personales.
• Hable con alguien acerca de sus sentimientos –enojo, pena y otras emociones–
aunque le resulte difícil.
• Busque ayuda de consejeros profesionales especializados en tensión emocional
posterior a un desastre.
• No se sienta responsable del suceso catastrófico ni frustrado porque siente que no puede ayudar directamente en el trabajo de rescate.
• Tome medidas para promover su propia cura física y emocional, como alimentarse sanamente, descansar, hacer ejercicio, relajarse y practicar la meditación.
• Mantenga una rutina diaria normal con su familia, limitando las responsabilidades exigentes suyas y de su familia.
• Pase tiempo con la familia y amigos.
• Participe en ceremonias conmemorativas.
• Recurra a los grupos de apoyo existentes, tales como parientes, amigos e instituciones religiosas.
• Asegúrese de estar preparado para acontecimientos futuros: reabastezca su equipo de suministros para desastre y actualice el plan familiar para desastres. Le resultará reconfortante realizar estas acciones positivas.
Cómo ayudar a los niños a sobreponerse a un desastre
Los desastres pueden dejar a los niños atemorizados, confusos e inseguros. Ya sea que el niño haya experimentado un trauma en persona, lo haya visto simplemente en la televisión o haya escuchado a adultos hablar del desastre, es importante que los padres y los maestros estén informados y listos para ayudar si comienzan a presentarse reaccionesa la tensión emocional.
Los niños pueden responder a un desastre demostrando temor, tristeza o problemas de
comportamiento. A veces, los más pequeños vuelven a hábitos de conducta que ya habían
dejado atrás, como orinarse en la cama, tener problemas para dormir y mostrar angustia
ante la separación. Los niños mayores pueden mostrar enojo, agresión, tener problemas
escolares o encerrarse en sí mismos. Algunos niños que sólo tienen contacto indirecto con
el desastre, pero que lo presencian por televisión también pueden quedar afectados.
Para muchos niños, las reacciones ante el desastre son breves y representan actitudes normales hacia “sucesos anormales”. Una cantidad menor de niños corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos más duraderos como función de tres factores principales de riesgo:
• Exposición directa al desastres, como ser evacuado, observar heridas o la muerte de otras personas o experimentar una lesión, además de temer que su vida está en riesgo.
• Pérdida y luto: Esto se relaciona con la muerte o lesiones graves de familiares o amigos.
• Estrés constante provocado por los efectos secundarios del desastre, como vivir temporalmente en otro lugar, la pérdida de amigos y redes sociales, pérdida de bienes personales, desempleo de los padres y costos incurridos durante la recuperación para que la familia vuelva al estilo y condiciones de vida que llevaba antes del desastre.
¿Qué crea vulnerabilidades en los niños?
En la mayoría de los casos, y dependiendo de los factores de riesgo mencionados anteriormente,
las respuestas preocupantes son temporales. En la ausencia de una amenaza grave a la vida, lesiones, pérdida de seres queridos o problemas secundarios como la pérdida de la casa, mudanzas, etc., los síntomas disminuyen generalmente con el tiempo.
En el caso de quienes estuvieron directamente expuestos al desastre, todo lo que se lo recuerde, como los vientos fuertes, humo, cielos nublados, sirenas u otros recordatorios,puede provocar que vuelvan los sentimientos perturbadores. Tener antecedentes de algún tipo de suceso traumático o estrés severo puede contribuir a estos sentimientos.
La manera en que los niños reaccionan ante un desastre o una emergencia se relaciona estrechamente con la forma en que sus padres manejan la situación. Los niños perciben los temores y tristeza de los adultos. Los padres y adultos pueden hacer que los desastres resulten menos traumáticos para los niños si toman medidas para manejar sus propios sentimientos y elaboran planes para sobreponerse.
Los padres son casi siempre la mejor fuente de apoyo para los niños después de
un desastre. Una forma de establecer un sentido de control y crear confianza en los niños antes de un desastre es que participen y se interesen en la preparación del plan familiar para desastres. Después del desastre, los niños pueden colaborar en el plan familiar de recuperación.
Reacción de los niños ante un desastre, por edad
A continuación se enumeran las reacciones comunes en los niños luego de un desastre o acontecimiento traumático.
Del nacimiento a los 2 años. Cuando los niños todavía no saben hablar o apenas comienzan a expresarse y experimentan un trauma, no tienen palabras para describir el suceso o sus sentimientos. Sin embargo, conservan recuerdos de imágenes, sonidos u olores determinados. Los bebés pueden reaccionar ante el trauma mostrándose irritables, llorando más de lo acostumbrado o queriendo que los lleven en brazos y los mimen todo el tiempo. La mayor influencia en los niños de esta edad es la actitud de sus padres. Cuando los niños crecen, en sus juegos pueden representar elementos del suceso traumático que ocurrió varios años atrás y en
apariencia había quedado en el olvido.
Preescolar—de 3 a 6 años. Los niños en edad preescolar a menudo se sienten indefensos e impotentes ante un suceso abrumador. Debido a su edad y tamaño pequeño, carecen de la capacidad de protegerse a sí mismos o a los demás. Como resultado, sienten un gran temor e inseguridad respecto a quedar separados de las personas que los cuidan. Los pequeños en edad preescolar no comprenden el concepto de pérdida permanente. Para ellos, las consecuencias son reversibles o permanentes. En las semanas posteriores a un suceso traumático, los niños en edad
preescolar recrean en sus juegos el incidente o desastre una y otra vez.
Edad escolar—de 7 a 10 años. El niño en edad escolar posee la capacidad de comprender la permanencia de la pérdida. Algunos niños se preocupan mucho por los detalles de un suceso traumático y desean hablar constantemente de ellos. Esta preocupación puede afectar la concentración del niño en la escuela y provocar una baja en su rendimiento académico. En la escuela, los niños pueden oír información imprecisa que comentan sus compañeros y exhibir una amplia gama de reacciones: tristeza, miedo generalizado o temores específicos de que el desastre vuelva a ocurrir, sentimientos de culpabilidad por haber actuado o no haber actuado durante el
desastre, enojo por que no se impidió el suceso o fantasías de ser héroes.
De la preadolescencia a la adolescencia—de 11 a 18 años. A medida que los niños van creciendo, adquieren una comprensión más compleja del desastre. Sus respuestas se parecen más a las de los adultos. Los adolescentes pueden comportarse de manera peligrosa o arriesgada, como conducir de manera imprudente o consumir bebidas alcohólicas o drogas. Otros se muestran temerosos de salir de casa y evitan actividades que antes realizaban. Buena parte de la adolescencia se centra en ubicarse en el mundo. Después de un trauma, la visión del mundo puede parecer má peligrosa e insegura. El adolescente se siente abrumado por emociones intensas, pero no puede hablar de ellas con los demás.
Atención de las necesidades emocionales del niño
El comportamiento, ideas y sentimientos de los adultos influyen en las reacciones de los niños. Los adultos deben alentar a los niños y adolescentes a compartir sus pensamientos y emociones respecto al incidente. Aclare los malos entendidos respecto al riesgo y el peligro; escuche las inquietudes de los niños y responda a sus preguntas. Mantenga una sensación de calma y valide las preocupaciones y percepciones de los niños y hable con ellos sobre planes concretos para garantizar su seguridad.
Escuche lo que le dice el niño. Si un niño pequeño hace preguntas sobre el suceso, responda con sencillez sin la elaboración necesaria para un niño mayor o un adulto.
Algunos niños se tranquilizan al saber más o menos información que otros; decida qué nivel de información necesita su hijo en particular. Si el pequeño tiene dificultades para expresar sus sentimiento, permita que haga un dibujo o cuente una historia de lo que ocurrió.
Trate de comprender qué es lo que causa la angustia y el miedo. Recuerde que después de un desastre, lo que más temen los niños es que:
• El suceso vuelva a ocurrir.
• Alguien cercano a ellos muera o resulte herido.
• Se queden solos o separados de la familia.
Para tranquilizar a niños después de un desastre
Las siguientes sugerencias son para tranquilizar a los niños:
• El contacto personal es tranquilizador. Abrace y acaricie a sus hijos.
• Con calma, proporcióneles información objetiva sobre el desastre reciente y los
planes para garantizar su seguridad y recuperación.
• Aliente a sus hijos a que expresen sus sentimientos.
• Pase más tiempo con sus hijos; por ejemplo, a la hora de acostarlos.
• Restablezca su rutina diaria para el trabajo, escuela, juegos, alimentos y descanso.
• Asigne a los niños tareas específicas para que participen y sientan que están ayudando a que la vida familiar y comunitaria se restablezca.
• Elogie y dé reconocimiento al comportamiento responsable.
• Entienda que sus hijos tendrán toda una variedad de reacciones ante los desastres.
• Aliente a sus hijos a participar en la actualización del plan familiar para desastres.
Si ha tratado de crear un ambiente tranquilizador, según las indicaciones anteriores, pero su hijo continúa muy tenso, o si las reacciones empeoran con el tiempo o afectan el comportamiento diario en la escuela, el hogar o con otras relaciones, tal vez convenga consultar a un profesional. Puede conseguir ayuda profesional del médico de cabecera del niño, un proveedor de salud mental especializado en las necesidades de los niños o un clérigo.
Supervise y limite la exposición de su familia a los medios de comunicación
La cobertura noticiosa relacionada con un desastre puede suscitar temor y confusión y despertar angustia en los niños. Esto es especialmente válido en desastres a gran escala o ataques terroristas que provocan muchas pérdidas materiales y de vidas humanas. Especialmente con los niños pequeños, las imágenes repetitivas de un suceso pueden hacer que ellos crean que el suceso se repite una y otra vez.
Si los padres permiten que los niños vean la televisión o usen el Internet, donde aparecen imágenes o noticias sobre el desastre, los padres deben acompañarlos para estimular la comunicación y dar explicaciones. Esto puede incluir que los padres supervisen y limiten como consideren conveniente su propia exposición a la información que provoca angustia.
PARA MAS INFORMACION
Helping Children Cope with Disasters. L-196. Proporciona información acerca de cómo
preparar a los niños para un desastre y cómo reducir los efectos emocionales de un
desastre.
When Disaster Strikes. L-217. Proporciona información sobre las donaciones y las organizaciones de voluntarios.
Repairing Your Flooded Home. FEMA 234. Esta publicación de 362 páginas contiene una
guía paso a paso para reparar su casa y cómo obtener ayuda después de un desastre
provocado por una inundación. Disponible en Internet en www.fema.gov/hazards/floods/lib234.shtm
After a Flood: The First Steps. L 198. Sugerencias para mantenerse sano, limpiar y reparar y
obtener ayuda después de una inundación. Disponible en Internet en www.fema.gov/hazards/floods/aftrfld.shtm
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